En la boca, la lengua, los dientes y las encías se manifiestan muchos de los procesos en los que trabaja tu organismo para protegerte frente a todo tipo de enfermedades. Aspectos como la coloración de la lengua, la salivación o el estado de las mucosas aportan una valiosa información sobre tu estado de salud en general. ¿Has notado un sabor metálico en la boca y no sabes a qué se debe? No infravalores este síntoma porque puede ser la clave de una patología en curso.
El papel de la lengua en el sentido de gusto
La lengua es el órgano protagonista en el sentido del gusto. Los botones sensoriales que recubren su superficie se encargan de detectar los cuatros sabores básicos de los alimentos que ingerimos (dulce, salado, ácido y amargo) para trasladar esta información al cerebro a través de impulsos nerviosos.
Hasta hace poco se solía dividir la superficie de la lengua en cuatro zonas, cada una de ellas identificada con la detección de uno de los cuatro sabores básicos. Sin embargo, los estudios más recientes indican que se trata de un proceso mucho más complejo y que los receptores sensoriales no se reparten por la lengua de un modo tan ordenado.
En cualquier caso, la lengua es la encargada de detectar las moléculas específicas de cada tipo de alimento, las denominadas moléculas sápidas. Estas se liberan al contacto con la saliva de la boca y a través de las papilas gustativas se traducen en un tipo de estímulo muy concreto que el cerebro decodifica y transforma en lo que conocemos como ‘sabor’.
Causas frecuentes del sabor a metal en la boca
Que un bizcocho sea dulce o que un limón nos resulte ácido y astringente no es algo que sorprenda a nadie. Pero en ocasiones la sensación de sabor que experimentamos en la cavidad bucal no se corresponde con las particularidades del alimento que hemos ingerido o aparece cuando ni siquiera hemos comido. Este trastorno recibe el nombre de disgeusia.
Tener un sabor raro en la boca no debería preocuparte si se trata de una circunstancia pasajera. No obstante, no es algo que debas tomarte a la ligera. Cuando el sabor metálico en la boca aparece de manera recurrente podría deberse a alguno de estos motivos y requerir la intervención del médico.
- Higiene oral deficiente: es el primer motivo que deberías plantearte. ¿Estás seguro de que te lavas bien los dientes? El cepillado, el uso del hilo dental y la aplicación de colutorios deben estar presentes en tus rutinas. El sabor a metal en la boca puede ser una señal de que no lo estás haciendo bien y la placa bacteriana se está acumulando en tus dientes. Las caries y la inflamación de las encías suelen manifestarse con este mal sabor de boca.
- Alergias e infecciones: la estrecha conexión existente entre las vías respiratorias y la cavidad bucal hace que en presencia de alergias e infecciones los sabores que percibes en la boca se trastoquen. Seguro que en más de una ocasión un simple resfriado te ha hecho perder el sentido del gusto durante los días de congestión. Pero además, los hongos y las bacterias presentes en esas infecciones pueden instalarse en las papilas gustativas para generar ese sabor a metal.
- Exceso de minerales y vitaminas: son muchos los motivos por los que debes vigilar tu dieta si quieres mantener una buena salud bucodental. Uno de ellos es que, de no hacerlo, tu boca te advertirá de que hay alguna descompensación nutricional, bien sea por el color y las características de la lengua, bien por la presencia de algún sabor raro. Los sabores metálicos advierten de una deficiencia de zinc o cromo así como de un exceso de hierro o cobre.
- Tratamientos farmacológicos: entre los efectos más comunes de los medicamentos están los trastornos del gusto que provocan algunos fármacos. Medicamentos de uso habitual como los antihistamínicos, los antibióticos, los antivirales, los opioides o los antifúngicos forman parte de la lista de fármacos que a menudo provocan un sabor a metal en la boca. También el uso excesivo de enjuagues con clorhexidina puede provocar estas alteraciones.
- Primer trimestre del embarazo: durante los primeros meses de gestación se producen importantes cambios hormonales en el cuerpo de la mujer. Algunos de estos cambios afectan al sentido del gusto y producen descompensaciones en el sabor. La disgeusia en el embarazo se manifiesta con sabores salados, rancios o metálicos y desaparece de manera progresiva durante la gestación.
- Tratamientos contra el cáncer: en ocasiones, la radioterapia y la quimioterapia afectan a las papilas gustativas. Se estima que la mitad de los pacientes que se someten a alguno de estos tratamientos experimentan cambios en las glándulas salivales y las papilas gustativas. Por lo general, estas alteraciones desaparecen a las tres semanas de la finalización de las sesiones.
- Intoxicaciones: el contacto, la ingesta o la inhalación de sustancias tóxicas afecta a diversas partes del organismo, entre ellas las vías respiratorias y las papilas gustativas. Es posible experimentar una sensación de metal en la boca tras haber estado expuesto a sustancias como el cloro o debido a una intoxicación alimentaria, sobre todo con mariscos y pescados.
- Anomalías en el sistema nervioso: las papilas gustativas de la boca están conectadas al cerebro y se encargan de enviar impulsos nerviosos que identifican los diferentes tipos de sabores. Cuando estas conexiones no funcionan del modo adecuado, la zona del cerebro que se encarga del sentido del gusto no es capaz de identificar con precisión cada sabor. Estas alteraciones son frecuentes en pacientes con trastornos nerviosos como la demencia.
Cambios en el gusto, ¿cuándo debes consultar con un especialista?
No hay motivos para entrar en pánico cuando se produce un episodio de disgeusia. Los trastornos del gusto son un problema bastante frecuente, que en la mayoría de los casos se resuelve sin necesidad de aplicar ningún tratamiento.
En pacientes sanos, las causas del sabor raro en la boca o el sabor a metal suelen tener un origen benigno. Son muchos los motivos por los que durante un plazo de tiempo determinado te puedes ver afectado por estas sensaciones que a veces resultan algo desagradables.
No obstante, si estos cambios en el gusto se prolongan durante demasiado tiempo o van acompañados de otros síntomas, es necesario que acudas a un especialista. Lo que sucede en tu boca es a menudo un reflejo de lo que se está produciendo en otra parte de tu organismo. No desestimes esas pequeñas llamadas de atención.
¿Cómo puedes reducir el sabor a metal en la boca?
Cuando el origen del mal sabor de boca no se encuentra en ningún problema grave de salud, lo más seguro es que tu médico te recomiende poner en práctica alguno de estos consejos. Te ayudarán a mitigar los síntomas y a garantizar la salud de tu boca:
- Mantente bien hidratado. La boca seca incrementa la sensación de sabores desagradables y favorece la acumulación de gérmenes y bacterias.
- Estimula la secreción natural de saliva con el consumo de cítricos como la naranja, la mandarina o el pomelo. Si toleras el picante, su ingesta controlada te ayudará a reducir el sabor a metal.
- Recurre a los enjuagues de agua y sal. Una cucharadita de sal disuelta en un vaso de agua tibia es un remedio desinfectante natural que además funciona muy bien para combatir el mal aliento y el mal sabor de boca.
- Los chicles, caramelos o pastillas de regaliz sin azúcar pueden resultar beneficiosos. Además, el regaliz natural alivia algunos problemas gástricos como la acidez o el reflujo que podrían estar detrás de la disgeusia.
- Evita el consumo de carnes rojas y opta por otras fuentes de proteína como los lácteos desnatados, el pescado, los huevos o las aves de corral.
- No descuides tu higiene dental y consulta con tu odontólogo qué productos te resultan más beneficiosos para la limpieza rutinaria de dientes, lengua y encías.