Suele pasar inadvertido entre el resto de los tejidos de la boca, pero su presencia es muy importante. El frenillo labial no es uno de los principales motivos de consulta odontológica, pero también puede dar problemas. En ciertas personas, su desarrollo irregular compromete la salud bucodental del paciente, por lo que es necesario valorar el alcance de estas anomalías y actuar en consecuencia en el momento adecuado.
Los frenillos bucales: tipos y funciones
Explora cada rincón de tu boca con la punta de la lengua. ¿Te has dado cuenta de que en determinadas zonas existe un pequeño trozo de tejido que parece servir como punto de unión? Son los denominados frenillos bucales, pliegues en las mucosas de la boca que se encargan de unir dos superficies contiguas.
Existen tres frenillos bucales:
- Frenillo labial superior: es el repliegue que va desde la cara interior del labio superior hasta la encía, desde donde pasa a insertarse en el paladar.
- Frenillo labial inferior: ocupa la misma posición intermedia que el anterior pero se ubica en el labio inferior y conecta con la encía.
- Frenillo lingual: se ubica debajo de la lengua y, a modo de cordón fibroso, consigue la unión de esta con el suelo de la boca.
Cada frenillo lingual presenta sus propias características y estas pueden variar de una persona a otra. En este sentido, la longitud o el grosor del frenillo no constituye per se un problema de salud bucodental sino que habrá que valorarlo en relación al conjunto de la boca y su anatomía.
Principales anomalías de los frenillos bucales
Hablamos de anomalías en los frenillos bucales cuando su desarrollo atípico termina comprometiendo la salud y el buen funcionamiento de la boca. Debido a su posición y a las características de su desarrollo, el frenillo labial superior es el que más problemas presenta. No obstante, conviene tener en cuenta que las anomalías del desarrollo pueden producirse en cualquiera de los tres frenillos bucales y acarrear consecuencias que afectan de formas diferentes a determinadas funciones de la boca y los dientes.
Las tres variables que se toman en cuenta para determinar la gravedad del problema son:
- Las variaciones en la forma del tejido con respecto a lo que se considera un desarrollo normal.
- El tamaño y los puntos de inserción de estos pliegues.
- La posición que ocupan o que tenderán a ocupar cuando se complete el desarrollo de mandíbulas y dientes.
¿Qué consecuencias tiene el frenillo hipertrófico?
Cuando se produce un crecimiento desmesurado de estos tejidos conectores nos referimos a un problema de frenillo hipertrófico. La sobredimensión de los frenillos está asociada a otras patologías que pueden suponer un riesgo más o menos grave para la salud bucodental del paciente y, sobre todo, para el desarrollo normal de la boca de los niños.
Las consecuencias del frenillo hipertrófico varían en función de la zona de la boca a la que nos estemos refiriendo y de la etapa de desarrollo. Lo habitual es que este tipo de anomalías empiecen a manifestarse durante la primera dentición, pero no hay que descartar la posibilidad de que los problemas aparezcan ya durante la edad adulta y con la dentadura definitiva. Un diagnóstico temprano del problema y un seguimiento eficaz serán imprescindibles para encontrar la solución.
- Hipertrofia del frenillo labial superior: separación en los dientes incisivos (diastema) y problemas de movilidad en el labio superior (labio corto) que dificultan la masticación, tragar saliva, el cepillado de los dientes o la funcionalidad de las prótesis removibles que pudiera necesitar el paciente. El labio corto también afecta a la dicción e incluso a la respiración, que se vuelve más bucal y menos nasal, con los riesgos para la salud que ello conlleva.
- Hipertrofia del frenillo labial inferior: cuando este tejido crece en volumen pero no en tamaño obliga al labio a retrotraerse y tira hacia debajo de la encía. A medida que pasa el tiempo, esto hará que la raíz de los incisivos inferiores quede expuesta, provocando la inflamación en la zona y con ella los problemas de movilidad y de fonación, así como un mayor riesgo de padecer enfermedades periodontales.
- Hipertrofia del frenillo lingual: los problemas con este cordón fibroso se suelen abordar a una edad temprana, entre los 2 y los 5 años. Esto se debe a que resulta muy sencillo detectar este tipo de anomalías incluso antes de pasar por la consulta del dentista. En los bebés y niños que desarrollan un frenillo lingual anormal se presentan problemas de deglución de la leche durante la lactancia y complicaciones en la fonación, sobre todo con las letras d/t/r/l/n.
Tratamientos para corregir las anomalías del frenillo labial
Como sucede con cualquier otro problema de salud, el diagnóstico temprano de las anomalías relacionadas con los frenillos bucales siempre juega a favor del éxito de cualquier tratamiento. Una vez diagnosticado el problema y las características particulares de cada caso, el tratamiento de un frenillo mal desarrollado proporciona muy poco margen de actuación.
La frenectomía es el tratamiento habitual en el abordaje de estos problemas, con independencia del tipo de frenillo y de la edad del paciente. También en la odontología pediátrica se contempla este tipo de intervención tanto por su rapidez como por un postoperatorio que no suele presentar grandes dificultades.
¿En qué consiste la frenectomía odontológica?
El aumento del volumen del frenillo y su ‘invasión’ de otras zonas de la boca deben ser tratados para evitar las complicaciones del habla, la respiración o la deglución que ya hemos citado. Una frenectomía odontológica consiste en la extirpación de los tejidos que no se han desarrollado del modo adecuado. Esta extirpación puede ser de dos tipos:
- Exéresis simple: el frenillo se secciona con bisturí y se sutura de tal manera que la incisión cicatrice en la misma dirección que el frenillo.
- Exéresis romboidal: es una intervención algo más compleja porque se elimina una porción del tejido sobrante antes de suturar. La herida romboidal que se genera tras el corte da nombre a este tipo de cirugía.
Por otro lado, los avances de la tecnología odontológica ya permiten realizar frenectomías mediante láser. Este es un sistema mucho más preciso, rápido y con un menor tiempo de convalecencia postoperatoria que poco a poco va ganando terreno en el sector.
En cualquier caso, después de cualquiera de estas intervenciones es muy probable que el especialista recomiende un enfoque multidisciplinar para garantizar la perfecta recuperación del paciente. Esto podría implicar la reeducación del labios y lengua con un logopeda para recuperar la movilidad, la intervención de un ortodoncista para corregir los espacios interdentales e incluso los injertos de encía por parte de un periodoncista para volver a cubrir la parte de la raíz del diente que haya podido quedar expuesta como consecuencia de la tensión ejercida por el frenillo.
Los actuales tratamientos para abordar los problemas de hipertrofia en el frenillo labial son muy rápidos y efectivos y además no entrañan mayores dificultades en lo que se refiere al proceso de recuperación. Así pues, la clave del éxito de estas intervenciones no está tanto en el procedimiento en sí sino en el diagnóstico temprano del problema.