Hay ocasiones en las que, a pesar de no existir motivos funcionales que justifiquen la tensión de la mandíbula, muchas personas aprietan los dientes e incluso los mueven hacia los lados haciéndolos rechinar. Este hábito involuntario y difícil de controlar recibe el nombre de bruxismo y, si no es tratado a tiempo, puede provocar cambios en la calidad de la mordida y el desgaste progresivo de los dientes.
¿Qué es el bruxismo?
El bruxismo es una actividad parafuncional que se puede presentar a cualquier edad, aunque es más frecuente entre los 15 y los 25 años. Aunque no resulta un problema grave de salud bucodental, su cronificación se traduce en el aceleramiento del desgaste de la dentadura y el aumento de su vulnerabilidad.
Si bien es más frecuente durante la noche y entre las etapas 2 y 3 del sueño no REM, las situaciones de estrés y tensión pueden hacer que el bruxista también haga rechinar los dientes durante el día. Además de por bruxismo nocturno y diurno, se puede clasificar este trastorno en función del tipo de oclusión:
- Cuando los dientes se presionan sobre un punto concreto, se habla de bruxismo céntrico. Afecta sobre todo a los molares y se caracteriza porque apenas se produce desplazamiento lateral, solo tensión.
- Si aparte de una fuerte oclusión hay movimiento oblicuo y fricción entre los dientes, se trata de un caso de bruxismo excéntrico, que suele producirse en los dientes incisivos y provoca un mayor desgaste del esmalte dental.
Principales causas y síntomas del bruxismo
A pesar de ser un trastorno muy común, las causas del bruxismo siguen siendo algo difusas incluso para los especialistas. Con todo, a través de la experiencia de los pacientes, se han ido identificado algunas coincidencias habituales en el origen del problema:
- Problemas de salud bucodental: trastornos en la alineación de los dientes, maloclusión, falta o rotura de alguna pieza dental…
- Hábitos poco saludables: consumo regular de cafeína, tabaco o alcohol.
- Estrés y ansiedad: este tipo de situaciones provoca tensión en la mandíbula y reduce la calidad del sueño.
Los síntomas del bruxismo también pueden resultar confusos. Un alto porcentaje de los pacientes visita antes a otros especialistas (sobre todo neurólogos y otorrinos) al no identificar de manera adecuada cuál es el origen de su dolor. Y es que el bruxismo se puede manifestar de numerosas maneras:
- Dolores de cabeza.
- Desgaste de las arcadas dentarias (que solo identificará un especialista).
- Cambios de humor.
- Cambio en la mordida.
- Tensión muscular en la cara, el cuello y la espalda.
- Dolor de oídos.
- Sensibilidad de los dientes ante los alimentos dulces, el frío y el calor.
¿Qué tratamientos existen contra el bruxismo?
Para abordar con eficiencia el problema del bruxismo, es indispensable llevar a cabo un diagnóstico exhaustivo mediante la exploración clínica, los estudios radiológicos y, en los últimos tiempos, la odontología digital. Junto al historial médico del paciente, estos procedimientos permiten al especialista obtener información detallada acerca de su problema antes de iniciar la terapia más adecuada para su tratamiento.
- Férula de descarga o placa oclusal: no es una solución definitiva al problema, pero sí un tratamiento coadyuvante que evitará que el paciente rechine los dientes. El bruxismo tiene una etiología multifactorial, por lo que hay que tener en cuenta numerosos aspectos a la hora fijar un tratamiento. La férula de descarga es una herramienta de ayuda que favorecerá a la relajación de la mandíbula y evitará el desgaste de los dientes como consecuencia de la fricción, pero no eliminará el problema de bruxismo.
- Ortodoncia: cuando el rechinar de los dientes se trata mediante ortodoncias, ya no solo se reducen las consecuencias del problema sino que se le pone solución. El empleo de estos aparatos dentales permite recolocar la dentadura en las mordidas disparejas y corregir situaciones de maloclusión que pueden estar favoreciendo a generar tensión mandibular. En ese sentido, la ortodoncia invisible se presenta como una solución muy atractiva para quienes padecen de bruxismo en la edad adulta, solucionando el problema sin comprometer la estética de la boca durante el tratamiento.
- Cirugía: las intervenciones quirúrgicas solo se emplean en los casos más graves en los que ningún otro tratamiento logra mitigar las molestias provocadas por el bruxismo. Si el problema tiene causas genéticas relacionadas con la anatomía de la boca o si el paciente sufre el síndrome temporomandibular, es posible que sea necesario recurrir a la cirugía maxilofacial.
¿Por qué es recomendable la ortodoncia invisible?
Muchos de los pacientes que pasan por la consulta del dentista se sorprenden cuando se les plantea este tipo de solución para el bruxismo. Esto podría deberse al hecho de que existe cierta confusión en torno al empleo de las férulas de descarga, cuyo alcance en el tratamiento del bruxismo es limitado.
Recurrir a la ortodoncia invisible es garantizar una solución al problema a largo plazo. Un método que permite recolocar las piezas dentales, recuperar la calidad de la mordida y eliminar los trastornos de maloclusión que incrementan la tensión en la mandíbula.
Consejos para evitar el rechinar de los dientes y sus molestias
Al tratarse de una reacción involuntaria, controlar el entrechocar de los dientes puede parecer un objetivo demasiado ambicioso si no se aplican medidas adicionales como las férulas dentales o la ortodoncia invisible. Sin embargo, y no como tratamiento sustitutivo sino complementario de estas soluciones, se pueden poner en práctica algunas técnicas para ayudar a corregir el problema y mitigar las molestias que provoca:
- Aplicar paños calientes y húmedos en la mejilla.
- Masajear ambos lados de la mandíbula con las yemas de los dedos, ejerciendo una ligera presión y acompañándola de movimientos circulares.
- Evitar comer alimentos excesivamente duros.
- Reducir el consumo de bebidas y alimentos azucarados que aceleren el debilitamiento de los dientes.
- Evitar masticar chicle.
- Mantenerse hidratado durante todo el día.
La mandíbula es una de las zonas del cuerpo en la que más tensión se acumula y aprender a relajarla es un proceso que implica tiempo y constancia. Lo más importante a la hora de relajar esta parte de la cara es tomar conciencia de ella, sentir su movimiento y la diferencia entre un estado distendido y otro tenso. Experimentar con sus diferentes posiciones te ayudará a comprender que la mandíbula está en activo las 24 horas del día y que también se merece un descanso.
La práctica consciente de estos ejercicios permitirá relajar la musculatura de la cara y controlar el nivel de tensión:
- Desplaza la mandíbula de izquierda a derecha con un movimiento lento pero continuado y extendiéndola todo lo que te sea posible. (20 repeticiones)
- Abre la boca hasta sentir tensión en los laterales y ciérrala lentamente, experimentando cómo los músculos se van relajando. (20 repeticiones)
- Combina los dos ejercicios anteriores moviendo la mandíbula en círculos, primero hacia un lado y luego hacia el otro. (10 repeticiones)
- Repite el ejercicio anterior pero, en lugar de mover la mandíbula en círculos, hazlo en forma de ocho. (10 repeticiones)
No olvides realizar esta tabla de ejercicios antes de acostarte, sobre todo si padeces bruxismo nocturno. También puedes poner en práctica estos consejos en cualquier momento del día en cuanto notes un exceso de tensión en la cara, o acompañarlos con el relajamiento de la lengua, apretando esta contra el paladar y las mejillas mientras mantienes la boca cerrada.
En el tratamiento del bruxismo os falta la fisioterapia. Es una herramienta muy potente si el profesional está formado en ese campo, la articulación temporomandibular no deja de ser eso, una articulación.
Un saludo.