Son más conocidas como boqueras o perleches y quien más y quien menos las ha padecido alguna vez. La queilitis angular es una afección bastante común, molesta y en ocasiones difícil de abordar por su carácter recurrente. Una buena higiene y unas sencillas pautas de tratamiento te permitirán mitigar las molestias y hacer que desaparezcan.
¿Qué es la queilitis angular?
No se trata de un problema de salud grave, pero sí puede llegar a resultar muy molesto. La queilitis angular es una lesión que, por su ubicación en la comisura de los labios, cursa con molestias y puede ser complicada de tratar.
Se manifiesta como una pequeña grieta y puede ser unilateral cuando se produce en un único lado de la boca o bilateral, si afecta a ambos lados. Aunque tiene una mayor prevalencia en las personas de edad avanzada, como consecuencia de una menor rapidez en los procesos de cicatrización, y en los bebés por el babeo constante, estas boqueras pueden surgir a cualquier edad.
A medida que avanza su desarrollo, las boqueras o perleches adoptan la morfología de una pequeña úlcera agravada por agentes patógenos que ralentizan el proceso de curación. Es imprescindible determinar la causa de la queilitis para actuar directamente sobre ella, ya que esta afección cutánea es, en muchos casos, el reflejo de algún otro problema de salud.
Causas de la queilitis: un problema multifactorial
Es muy sencillo identificar la aparición de las boqueras. Aparte de que esta afección cursa con síntomas visibles, provoca una serie de molestias e incomodidades que no pasan inadvertidas:
- Enrojecimiento
- Descamación
- Erosiones
- Pequeñas fisuras
- Molestias al hablar y al comer
- Trismus o dificultades para abrir la boca sin dañar más los labios
- Aparición de una pequeña úlcera recubierta de una capa blanquecina
- Sensación de tirantez
- Picor al ingerir ciertos alimentos, sobre todo los ácidos
- Sangrado de las heridas (en casos complicados)
Así como los síntomas de la queilitis angular pueden ser muy variados, también lo son las causas que la producen. Además, en muchos casos no se trata de desencadenantes aislados sino relacionados entre sí, que pueden provocar una cronificación de esta afección y hacer que se manifieste con brotes agudos cada cierto tiempo.
¿Por qué salen las boqueras? Las causas de la queilitis angular se pueden agrupar en tres categorías:
Factores locales
Son todas aquellas causas que se localizan en el entorno de la boca:
- Edentulismo: la falta de dientes incrementa el riesgo de padecer boqueras de forma crónica.
- Uso de prótesis dentales: las dentaduras postizas mal ajustadas son otro factor de riesgo de la queilitis. Este es uno de los motivos por los que esta afección es tan habitual entre las personas mayores.
- Salivación excesiva: la sialorrea o exceso de salivación hace que las comisuras de los labios se arruguen y se corra el riesgo de que se acumulen en ellas más agentes patógenos. La salivación excesiva es frecuente durante la dentición de los bebés y como consecuencia de algunos tratamientos farmacológicos.
- Síndrome de la boca seca: en el extremo opuesto está la xerostomía, es decir, una disfunción de las glándulas salivales que provoca que la cavidad bucal esté excesivamente seca. Esto también favorece la proliferación de bacterias dañinas para la salud oral.
Factores generales
Son aspectos que no están directamente vinculados a la salud oral pero que provocan alteraciones en esta:
- Enfermedades sistémicas: patologías como la diabetes o los problemas hepáticos a menudo se manifiestan con este tipo de afecciones en la boca.
- Déficit nutricional: la falta de vitaminas, zinc o hierro (anemia ferropénica) provoca llagas y úlceras como las que caracterizan a la queilitis angular.
- Virus de la Inmunodeficiencia Humana: frente a un desequilibrio de las defensas existe más riesgo de que se desarrolle cualquier proceso infeccioso.
- Alergias por contacto: la sensibilidad de la piel y las alergias cutáneas también pueden desencadenar el desarrollo de perleches si no se extreman las precauciones.
Factores ambientales
Las temperaturas extremas, sobre todo cuando son demasiados bajas, hacen que la piel se enrojezca, se reseque y se agriete, lo que puede favorecer la aparición de boqueras. También los niveles de estrés y ansiedad muy elevados desencadenan procesos cutáneos que afectan a la piel de la cara y de los labios.
¿Qué ocurre cuando los perleches se convierten en afección crónica?
A pesar de que la queilitis angular no es una afección grave que comprometa la salud del paciente, no hay que subestimar su presencia. Cuando estas heridas aparecen una y otra vez en las comisuras de los labios o empiezan a ulcerarse es necesaria la valoración de un especialista.
¿Cómo se diagnostican las boqueras en estos casos? En primer lugar se realiza una valoración general del estado de la herida, su tamaño y su aspecto. Cuando la causa de la boquera no resulta evidente y es probable que se deba a otros problemas de salud, lo habitual es que el especialista prescriba la realización de pruebas específicas como un frotis de la zona para determinar si existe un agente patógeno que pueda estar causando la infección, o un análisis de sangre, para averiguar si el problema es debido a algún tipo de carencia nutricional.
¿Cómo tratar las boqueras para hacerlas desaparecer?
Al tratarse de una afección bucal con causas tan diversas, también el tratamiento se puede abordar desde múltiples perspectivas.
- Si el problema está provocado por el uso de una prótesis dental habrá que intervenir en el ajuste de esta para adaptarla lo máximo posible a las características de la boca del paciente.
- Frente a los procesos infecciosos provocados por bacterias u hongos como la candida albicans será necesaria la aplicación de antibióticos o antifúngicos de uso tópico o de administración oral hasta hacer desaparecer la colonia de patógenos existentes.
- Cuando el origen del problema está en un déficit de nutrientes y vitaminas habrá que actuar sobre estas carencias con la dieta y los complementos alimenticios correspondientes.
- En el caso de que existan otras patologías desencadenantes de la queilitis angular, como es el caso de la diabetes, el tratamiento de las boqueras estará orientado a paliar los síntomas, pero no solucionará el problema.
Consejos para curar las boqueras
Aparte del tratamiento específico que te recomiende el especialista, puedes seguir una serie de pautas que acelerarán el proceso de recuperación y harán que te sientas menos incómodo mientras sanan las heridas.
- Evita abrir mucho la boca al comer o al hablar para que la boquera no se rompa constantemente.
- Elimina de tu dieta los alimentos ácidos, picantes o muy calientes. Aparte de que te producirán un molesto escozor si entran en contacto con la herida, solo conseguirás que la cicatrización se demore.
- No utilices maquillaje u otros productos de cosmética y extrema las precauciones al lavarte la cara o los dientes.
- Nada de tocarse las heridas, ni con la lengua ni con las manos limpias. Si tienes que aplicarte alguna crema es mejor que lo hagas con un bastoncillo o una gasa.
- Algunos remedios naturales como el aloe vera o la rosa mosqueta favorecen a una cicatrización temprana de las heridas superficiales. No obstante, si la queilitis es de origen bacteriológico, su uso puede resultar contraproducente. Consúltalo antes con tu médico.
Cuidado con el contagio…
El origen multifactorial de la queilitis angulosa es motivo más que suficiente para que no bajes la guardia. Aparte de que el roce de la herida con alimentos u objetos puede resultar muy molesto, el contacto con otra persona puede implicar un alto riesgo de contagio.
Si los estreptococos y estafilococos son los responsables del perleche, no beses a nadie ni compartas vasos o cubiertos con otras personas hasta haberte recuperado por completo. Los hongos y bacterias que han desencadenado la infección pueden trasladarse con facilidad a otra persona y provocarle el mismo problema.
Por lo general, estas afecciones terminan sanando con los cuidados adecuados y un poco de tiempo y paciencia. Pero si las molestias persisten más de 10 días, acude al médico para valorar un cambio de tratamiento.