Es una de las intervenciones dentales más temidas, pero la extracción de las muelas del juicio no tiene por qué suponer ninguna complicación. Tanto el paso por consulta como la recuperación en casa son dos procesos que te van a resultar más llevaderos si conoces los detalles de la intervención y tomas las precauciones necesarias.
Terceros molares: así evolucionó la dentadura hasta el Homo Sapiens
Los terceros molares o muelas del juicio son el recuerdo de cómo eran las mandíbulas de nuestros antepasados. Lo que hoy forma parte casi anecdótica de la herencia de la evolución humana, en su momento fue un instrumento de primera necesidad en la masticación de los alimentos crudos que componían la dieta habitual.
Los homínidos primitivos tenían unos terceros molares hasta cuatro veces más grandes que los nuestros. Su superficie era lo suficientemente ancha como para masticar las texturas más duras y correosas, y garantizar así una buena alimentación. La evolución y el cambio en la dieta hicieron desaparecer el gigantismo en las muelas, algo común en todos los homínidos, y redujeron sus dimensiones para que se adaptaran mejor al tamaño general de la dentadura.
Las enormes dimensiones de los terceros molares se fueron reduciendo hasta el punto de que ya ni siquiera se manifiestan en todas las dentaduras o lo hacen de forma inadecuada. Su presencia en la boca es controvertida: o no suponen una verdadera ventaja para la masticación o pueden terminar convirtiéndose en un problema.
¿Por qué puede ser necesaria la extracción de los terceros molares?
Los cordales, conocidos de forma popular como “muelas del juicio” por su erupción durante la edad adulta, suelen ser más un estorbo que una herramienta de utilidad. Algunos de los principales problemas que generan son:
- Dolor local durante el período de erupción.
- Dolor irradiado durante el período de erupción y después de este (cefalea, otalgia, cervicalgia…).
- Apiñamiento de los dientes adyacentes.
- Caries como consecuencia del difícil acceso con el cepillo de dientes.
- Infecciones causadas por los restos de alimentos y placa dental en el saco eruptivo (pericoronaritis).
- Angulación e impactación en dientes adyacentes que hace que estos se debiliten.
- Exceso de presión que deriva en la inflamación de las encías.
- Problemas de mordida y maloclusión.
- Aparición de quistes y tumores en caso de no erupcionar.
A tenor de todos estos problemas, las muelas del juicio pueden presentar más desventajas que ventajas. Antes de someterte a una exodoncia de los terceros molares, el odontólogo va a valorar varios aspectos:
- Si las muelas han erupcionado o no.
- El espacio disponible en la boca.
- Si son piezas sanas.
- Su posición con respecto al resto de los dientes.
- Las posibles interferencias en la masticación.
Unas muelas del juicio sanas y bien posicionadas no tienen por qué suponer un problema en tu boca. Incluso tratándose de muelas que no han erupcionado, si no suponen un riesgo para el resto de tus dientes y se controla su evolución, no hay motivos para la extracción.
Cirugía de las muelas del juicio paso a paso
Los dientes están muy bien encajados en la encía y cuentan con una buena raíz en la que sustentarse. El simple hecho de pensar que te van a extraer una muela puede hacerte experimentar cierto nerviosismo, pero no hay motivos por los que preocuparse: las técnicas y herramientas que emplea el odontólogo para la extracción de una muela permiten realizar este proceso sin apenas molestias.
De forma general, esto es lo que puedes esperar en este tipo de procedimientos:
- Realización de radiografías para comprobar cuál es el estado y la posición de los terceros molares.
- Aunque te hayas lavado los dientes previamente, el dentista te facilitará un enjuague con clorhexidina para eliminar los microorganismos salivares.
- Inyección de anestesia local en las zonas de intervención. Es un ligero pinchazo indoloro, no obstante, si toca algún nervio (sobre todo en la arcada inferior) puede producir un calambre pasajero.
- Una vez que la anestesia hace efecto, se procede a la extracción. El procedimiento dura entre 10 y 15 minutos, en función de la posición de la muela, aunque hay que diferenciar entre la extracción simple y la cirugía compleja.
- Extracción simple: se practica con muelas ya erupcionadas sin intervenir en la encía o el hueso. La muela se ‘ahueca’ (fase de luxación) y se extrae tirando de la corona con unos fórceps dentales. Es una extracción limpia y rápida, sin apenas riesgos.
- Extracción con cirugía: es la que se emplea cuando las muelas están impactadas o dañadas. Implican la realización de una incisión en la encía y, en ocasiones, en el hueso. Este procedimiento corre a cargo de un cirujano maxilofacial y requiere de más tiempo y precisión que el de la exodoncia simple. En casos excepcionales podría requerirse anestesia general.
- Durante el procedimiento es habitual el sangrado, pero gracias a los modernos aparatos de aspiración de fluidos que se emplean en la consulta del dentista, apenas lo vas a notar.
- Una vez que la muela ha sido extraída, hay que limpiar con meticulosidad la zona afectada para evitar que queden restos del diente o del hueso. Es la fase del legrado y se realiza con pequeñas cucharillas de bordes cortantes que raspan la superficie. Posteriormente se elimina cualquier resto con el aspirador.
- En las muelas impactadas en las que ha sido necesario el corte habrá que emplear puntos para contener la hemorragia. En las extracciones simples este paso no siempre es necesario. Si el agujero no es demasiado grande, la hemorragia será contenida con la formación de un coágulo y la herida cicatrizará por si sola.
¿Pueden surgir complicaciones en la extracción de los cordales?
Como en cualquier otra intervención quirúrgica, la extracción de los terceros molares entraña ciertos riesgos. Tu odontólogo te va a mantener informado de cuáles son las características de tu caso en particular y de las complicaciones que podrían producirse.
Salvo por alguna molestia durante los días posteriores a la intervención, la extracción de los cordales suele ser rápida y segura, pero no hay que descartar que aparezcan algunos efectos secundarios:
- Reacción inesperada al uso de anestesia.
- Infección de la zona en la que se practica la extracción.
- Entumecimiento en el labio o la lengua como consecuencia de la anestesia.
- Pérdida temporal del sentido del gusto (rara vez permanente).
- Rigidez o distensión mandibular.
- Daños colaterales en dientes o mandíbula.
- Pérdida del coágulo y sangrado excesivo.
- Dolor intenso causado por la alveolitis seca (cavidad vacía y hueso visible).
Consejos para una pronta recuperación tras la extracción de las muelas del juicio
Los primeros días tras una extracción de cordales son decisivos para una rehabilitación segura. Tu boca no solo estará más sensible sino que también es más vulnerable, por lo que se deben extremar las precauciones:
- No escupas ni abras en exceso la mandíbula. Si vuelves a sangrar al llegar a casa, introdúcete una gasa en la boca y muérdela durante unos minutos para cortar la hemorragia y ayudar a la formación del coágulo.
- La noche de la intervención, procura dormir erguido o con la cabeza lo más levantada que puedas para que la sangre no se concentre en la herida y la hemorragia quede controlada.
- Durante las 24 horas posteriores a la extracción, no te laves los dientes ni realices enjuagues. Mantente bien hidratado y haz dieta líquida.
- Evita los alimentos calientes. Para agilizar la cicatrización y reducir las molestias o la inflamación en la zona, es mejor consumir alimentos fríos. Aprovecha, tienes la excusa perfecta para comer helados.
- No ingieras nada pegajoso, gomoso o con semillas al menos durante la primera semana. Evitarás que se acumule comida en el hueco de la muela que todavía está cicatrizando.
- Pasadas las 24 horas iniciales, ya puedes proceder a la higiene bucal. Para ello, tu odontólogo te facilitará un kit de limpieza formado por un cepillo quirúrgico de cerdas extrasuaves, un colutorio con una mayor concentración de clorhexidina y una pasta de dientes. Limpia con suavidad sin ejercer demasiada presión durante los primeros días.