Por sus propiedades particulares, el carbón activado presenta numerosas aplicaciones beneficiosas, pero su uso como blanqueador de la dentadura no es una de ellas. Internet, la publicidad y las redes sociales han popularizado el empleo de este producto como solución sencilla y económica para obtener una dentadura resplandeciente. Sin embargo, a largo plazo sus resultados pueden ser desastrosos no solo para el aspecto de tus dientes sino para tu salud bucodental.
¿Qué es el carbón activado y por qué se ha hecho tan popular?
La palabra ‘natural’ está acaparando nuestra atención en todos los aspectos de la vida. Cada vez tomamos más conciencia de lo beneficioso que resulta comer alimentos naturales, utilizar prendas de vestir de fibras naturales o decorar las paredes de casa con pinturas naturales.
Pero en lo que se refiere a la salud, lo ‘natural’ no siempre es una garantía de éxito. Existen muchos elementos en la naturaleza que, empleados de forma inadecuada, no solo no resultarán beneficiosos sino que además podrían ser perjudiciales. El carbón activado es uno de ellos.
Este tipo de sustancia pertenece al grupo de los adsorbentes carbonáceos cristalinos y como tal presenta dos propiedades: la de abrasión y la de absorción. El alcance de estas características depende de la madera de la que se haya obtenido el carbón, un aspecto que también es determinante en su precio.
Una fama bien merecida
El carbón activado o activo ya tiene aplicaciones en otros ámbitos, incluido el de la salud. Se emplea, entre otras cosas, como antídoto hospitalario en cuadros de intoxicación por su capacidad para retener toxinas. El efecto es muy similar al de su uso como purificador de agua. Las microporosidades de este material absorben las sustancias nocivas y estas atraviesan el organismo sin entrar en contacto con él.
O lo que es lo mismo: el carbón activado funciona como esponja y como filtro de partículas, incluidas las de los malos olores.
Utilizado de la manera adecuada y aplicado en el contexto correcto, el uso de esta sustancia que se comercializa en formato de pasta, polvos o cápsulas, puede resultar muy beneficioso. El problema está cuando se emplea sin que existan evidencias científicas de su eficiencia.
Los ejemplos más comunes los encontramos en el ámbito de la estética, con los tratamientos adelgazantes y detox, algunas cremas faciales y los blanqueamientos dentales de uso doméstico. Los fabricantes afirman que, al no incluir elementos químicos tóxicos, estos productos resultan efectivos y no dañan el organismo.
Pero lo cierto es que sin un estricto control profesional, el consumo de carbón activado puede producir deshidratación, desmineralización, estreñimiento crónico e interacción con algunos medicamentos, aspectos negativos de los que no se informa en las campañas de publicidad que han dado fama a esta sustancia.
El blanqueamiento dental con carbón activado no es tan maravilloso como lo pintan
Cuidado con el empleo de carbón activado para blanquear la dentadura porque tiene muchos más puntos oscuros que claros. Lo ‘natural’ es un reclamo que no se justifica per se y muchos de sus usos actuales carecen de evidencia científica que los respalde.
Algunas de las marcas que comercializan este tipo de productos aseguran que es capaz de eliminar las manchas de los dientes e incluso de regular el pH de la boca, evitando así el riesgo de que aparezcan cuadros comunes como las caries o la halitosis.
La realidad es que esto no es así. La Organización de Consumidores y Usuarios ha advertido en reiteradas ocasiones de los peligros que entraña el uso de este tipo de sustancias como técnica de blanqueamiento dental en casa.
El precio, la facilidad de uso y los primeros efectos podrían resultar tentadores. A simple vista, el blanqueamiento con carbón activado sí que parece devolver a la dentadura cierto brillo. Pero no hay que dejarse llevar por las apariencias.
La acción blanqueante del carbón activado es meramente superficial y en ningún caso servirá para rebajar en varios tonos, y mucho menos de manera permanente, el color y las manchas de la dentadura. Por el contrario, sí que está comprobado que a medio y largo plazo sus efectos podrían ser:
- Desgaste del esmalte natural de los dientes.
- Sensibilidad de la dentadura.
- Recesión de las encías.
- Pérdida de las rutinas de higiene al emplear estos productos como sustitutos del cepillado habitual.
- Problemas de caries, sarro o enfermedades periodontales.
El nivel de la finura del polvo, la frecuencia de uso y las particularidades de la boca de cada persona determinarán el alcance abrasivo y perjudicial del estos métodos. A pesar de su popularidad y de la insistencia de la publicidad y los influencers, no deberías emplear estas técnicas de blanqueamiento ‘milagrosas’. El carbón activado aplicado a la salud dental es mucho más negro de lo que te lo pintan.
¿Qué técnicas se emplean para el blanqueamiento dental?
Tener una sonrisa perfecta con dientes bien alineados implica, antes que nada, garantizar una buena salud bucodental. Aspectos como la prevención y el empaste de las caries, la eliminación del sarro, el tratamiento de la gingivitis o el correcto diagnóstico de posibles enfermedades periodontales siempre estarán por encima de la cuestión estética. Si tu dentadura presenta un aspecto radiante insiste en que no sea solo por el color sino porque goza de una excelente salud.
No obstante, ¿quién no desea tener unos dientes blancos y una sonrisa espectacular? Los tratamientos milagrosos no existen, y mucho menos los que haces por tu cuenta siguiendo las recomendaciones de un vídeo de YouTube.
Pero sí hay métodos muy avanzados para corregir algunos de los desperfectos causados por el consumo de tabaco, café y alimentos que dañan el esmalte de los dientes, determinados tratamientos farmacológicos y otros factores que pueden afectar a la coloración de la dentadura.
La revisión rutinaria de la boca y el tratamiento de posibles anomalías serán el paso previo a cualquier proceso de blanqueamiento dental profesional. Entre los métodos más empleados en la actualidad están:
- Blanqueamiento dental por fotoactivación: es un procedimiento no invasivo que se lleva a cabo en consulta y que ofrece resultados visibles en apenas una hora. Las encías se protegen por fundas especiales mientras que sobre los dientes se aplican productos blanqueantes cuyas propiedades se activan mediante la incidencia de una luz LED. Durante los tres días posteriores a la aplicación de este tratamiento es importante que el paciente lleve unas pautas de higiene y alimentación muy cuidadosas para evitar que la pigmentación se vea afectada, ya que los poros del esmalte todavía tienen que cerrarse del todo.
- Blanqueamiento dental mixto: junto a la técnica de blanqueamiento por fotoactivación en consulta, el especialista podría recomendar continuar con el tratamiento en casa. Para ello se le proporciona al paciente un kit de blanqueamiento profesional que este debe emplear según las recomendaciones del odontólogo antes de volver a pasar por consulta. El tratamiento consiste en la aplicación de unas férulas sobre las que se aplica el gel limpiador antes de colocarlas sobre los dientes durante el tiempo indicado. El tratamiento siempre está prescrito y supervisado por un especialista.
- Blanqueamiento interno: es habitual que las endodoncias provoquen cierto oscurecimiento en el esmalte de los dientes. Estos han pasado a convertirse en piezas no vitales, esto es, carentes de irrigación. El blanqueamiento externo tradicional no tiene efectos sobre este tipo de piezas por lo que hay que proceder desde las estructuras internas. La intervención se realiza en consulta y únicamente sobre la pieza afectada. El producto blanqueador se aplica en el interior del diente con una técnica apenas invasiva que no provoca lesiones ni genera dolor. Este método se emplea también en las piezas dentales necrosadas como consecuencia de un fuerte traumatismo.