La preocupación por la estética dental en ocasiones va más allá de una dentadura blanca y bien alineada. Para muchas personas los dientes son un lugar perfecto desde el que trabajar la imagen personal y esto ha convertido el concepto de joyería dental en una práctica cada vez más frecuente. Pero, ¿este tipo de ornamentación en los dientes es 100% segura?
Un tratamiento estético sencillo que está muy de moda
Sucede con frecuencia que las particularidades del estilo personal de las celebrities hacen que de repente una determinada estética se ponga de moda. En el transcurso de los últimos dos años hemos asistido a un notable incremento en la utilización de joyas en los dientes y lo que hasta hace poco tiempo era algo puntual en las consultas de odontología, cada vez resulta más frecuente entre los pacientes.
El perfil de usuario suele ser el de chicos y chicas de entre 18 y 25 años que, deseosos de imitar el estilo impuesto por las caras conocidas del momento, se lanzan a este cambio de look sin pensar muchas veces en las repercusiones que pueda tener, más allá de la perspectiva estética.
Alentados por la sencillez del procedimiento, que apenas dura unos 20 minutos, y por lo económico que resulta (por lo general a partir de los 45 € ya se pueden lucir estos brillantes en el diente), son muchas personas las que se deciden por este cambio de imagen.
Las joyas o piercings dentales más sencillos se colocan mediante un proceso de adhesión realizado con resinas fotopolimerizables. En principio, es una práctica que no debería afectar al diente, pero esta afirmación no se puede generalizar tan a la ligera: las condiciones morfológicas de cada boca y las pautas de higiene de cada paciente pueden terminar convirtiendo esta sonrisa en cualquier cosa menos en una expresión bonita y saludable.
¿Cuáles son los estilos de joyería dental más populares?
Existen diferentes maneras de captar la atención hacia la boca con el empleo de joyería dental. Desde discretos bling bling hasta vistosos grillz o atrevidísimos piercings orales, cada vez existen más alternativas con las que añadir un toque muy personal a la sonrisa.
Las joyas para la boca se han convertido en una opción muy demandada entre un público eminentemente joven decidido a imitar a toda costa a sus ídolos, a pesar de que algunas de estas modas puedan resultar perjudiciales para la salud bucodental.
Entre las principales fórmulas para la ornamentación de los dientes se destacan:
- Piercing: a pesar de que esta denominación se emplea también para los brillantes que van pegados al diente, en sentido estricto un piercing es un tipo de ornamento para el que es necesaria una perforación. En el caso de los piercings bucales, dicha perforación se suele ejecutar o bien en la lengua o bien en el frenillo, aunque también existe el gum piercing, que exige perforar la encía.
- Bling bling: es la versión light del piercing en sentido estricto. En estos casos no existe perforación alguna y la pieza ornamental va directamente pegada sobre el diente. Hasta hace unos años la colocación del bling bling exigía un ligero raspado del diente, pero hoy en día el proceso se realiza de manera muy similar al que se emplea para fijar los brackets de las ortodoncias. Esto evita que el esmalte se estropee tanto y además permite que el proceso sea reversible, algo muy importante ya que todas estas modas suelen ser algo pasajero. Dependiendo del tipo de adhesivo aplicado puede durar entre los seis y los doce meses, aunque también serán determinantes en su duración los hábitos de higiene y de alimentación que lleve el usuario.
- Dientes de oro: hasta hace unas cuantas décadas el oro era un material bastante frecuente en las reparaciones de dientes e implantes. No en vano, este mineral no solo se caracteriza por ser maleable y dúctil sino que además proporciona unas interesantes propiedades mecánicas y no provoca alergias. Los implantes de oro han vuelto a ganar protagonismo en los últimos años y su biocompatibilidad está demostrada. El problema es que al tratarse de un material tan caro, la mayoría de estos implantes y coronas no alcanzan un 75% de pureza y son aleaciones con otros materiales cuyo desgaste es mucho más rápido que el esmalte natural del diente o los materiales cerámicos como la porcelana o el circonio.
- Grillz: se pusieron de moda entre los cantantes de rap en la década de los 80 y ahora vuelven a marcar tendencia. Los grills son prótesis decorativas que cubren la totalidad de varias piezas dentales con metales preciosos que captan toda la atención del rostro. Fuera del ámbito de los famosos que pueden pagar cantidades desorbitadas por estas fundas de quita y pon, lo normal es que los grills estén fabricados en metales no preciosos que pueden ser causantes de reacciones alérgicas.
Los riesgos de las joyas dentales en la salud de tu boca
La joyería dental no siempre hará que tu dentadura ‘brille’. Desde el punto de vista de la salud, los expertos en odontología consideramos que una dentadura que realmente puede presumir de tener luz propia es, ante todo, una dentadura sana. Las cuestiones estéticas son secundarias, al menos en la medida en la que estas no afecten también a una correcta mordida, a la comunicación, a tu equilibrio emocional o a tus relaciones sociales.
Solo a partir de una base sólida como esta se pueden abordar otras cuestiones que te ayuden a diseñar el aspecto de tu boca de acuerdo con lo que tú consideras más estético y beneficioso para tu imagen en general. Sin embargo, no debes pasar por alto que aquello que resulta más vistoso no tiene por qué ser lo más ventajoso para el estado de tu boca.
El empleo de joyería dental conlleva algunos riesgos y es importante que los entiendas para que puedas valorar de un modo objetivo si realmente te compensa priorizar la imagen frente a la salud.
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- La presencia de joyas dentales en los dientes favorece la acumulación de restos de comida y suciedad. Entre los dientes y las joyas existen espacios que apenas son perceptibles pero que resultan un lugar perfecto para la proliferación de bacterias. Estas bacterias son las responsables de un aumento de los ácidos en la boca y a su vez estos ácidos son los que acaban produciendo caries o dañando el tejido gingival además de provocarte mal aliento.
- Cualquier elemento nuevo en la boca requiere de un proceso de adaptación. En el caso de las prótesis, los empastes o las ortodoncias, el estudio pormenorizado de las particularidades de tus encías y maxilares permite tener bajo control todos estos aspectos, pero en el caso de las joyas dentales la respuesta de la boca podría distar mucho de la deseada. Una joya en la boca puede provocar estrés muscular, modificar las características de la mordida e incluso ser la responsable de dolores cervicales o cefaleas debido a problemas con los músculos de la mandíbula y la articulación temporomandibular.
- La afectación de las joyas en los dientes tendrá mayor o menor relevancia en función de la superficie que cubra la pieza ornamental. Cuando las piezas ocupan todo el diente y no se ha llevado a cabo un diseño minucioso lo más habitual es que la joya pase del diente a la encía y acabe generando presión sobre esta. La presión en el tejido gingival puede ocasionar inflamación, enrojecimiento y acumulación de placa bacteriana en la zona. Ninguna de estas circunstancias resulta favorable para la salud de tu boca.