La armonía de la boca y la eficiencia de la mordida dependen de diversos aspectos. Ya desde que empiezan a desarrollarse las principales estructuras óseas y erupcionan los primeros dientes, es posible hacerse una idea de cómo va a ser su evolución. Las visitas tempranas al dentista sirven para averiguar si la boca del paciente pediátrico se desarrolla según lo esperado, así como para poner remedio cuanto antes a problemas estructurales tan comunes como el paladar estrecho.
El papel del disyuntor palatino en la ortodoncia interceptiva
Algunos tratamientos de ortodoncia deben ponerse en marcha antes de que la dentadura termine de formarse por completo. Cuando las construcciones óseas y los tejidos blandos son más maleables, la aparatología para la boca ofrece resultados más rápidos y efectivos que pueden prevenir la aparición de otros problemas más graves en el futuro. Es lo que se conoce como ortodoncia interceptiva.
Las malformaciones palatinas son una patología frecuente en los niños pequeños. No obstante, un paladar estrecho u ojival tiene más posibilidades de tratamiento a edades tempranas que en una boca adulta, cuando las intervenciones resultan mucho más molestas e invasivas.
El disyuntor del paladar es la principal herramienta empleada para tratar los problemas de paladar estrecho en niños. Junto a máscaras y otra aparatología removible o fija, el uso temporal de un disyuntor palatino es la manera más efectiva de evitar que en el futuro sean necesarios los tratamientos combinados de ortodoncia y cirugía ortognática.
¿Qué forma tiene un disyuntor palatino?
Un expansor del paladar es un instrumento ortodóncico diseñado para modificar la anatomía del paladar y favorecer a una oclusión correcta. Las malformaciones óseas que provocan que el paladar presente un aspecto estrecho y abovedado impiden que los dientes erupcionen en la posición adecuada y que el desarrollo de la boca sea armonioso.
El paladar humano está formado por dos huesos unidos por una sutura intermedia. Esta estructura no termina de consolidarse hasta la pubertad, por lo que es importante prestar especial atención a su desarrollo durante la infancia. El uso prolongado de chupetes y biberones puede hacer que el paladar no se termine de formar con la estructura adecuada. Pero una intervención temprana ofrecerá garantías de éxito en los tratamientos para corregirla.
Al igual que otros tratamientos de ortodoncia interceptiva, el disyuntor palatino puede ser un dispositivo ortopédico fijo o removible. Está fabricado con partes acrílicas y partes metálicas unidas entre sí por tornillos que al expandirse aplican fuerzas transversales en el paladar, obligando a que este se abra.
Desarrollo de un tratamiento con disyuntor palatino
Desde el diagnóstico hasta la retirada del aparato, en el tratamiento con un disyuntor del paladar se distinguen tres momentos clave:
1. Confección del aparato
Una vez que se ha diagnosticado un problema en la morfología del paladar, se llevan a cabo los estudios necesarios para diseñar el disyuntor palatino. El especialista toma medidas de la boca, que se interpretan de forma digital mediante un avanzado software de ortodoncia, y sirven de guía al laboratorio dental para la fabricación de una pieza única para cada paciente.
2. Tratamiento activo
Es el período durante el que se van realizando los ajustes necesarios para que el disyuntor ejerza fuerzas transversales que abran el paladar. El objetivo de esta etapa es conseguir una expansión que ensanche el paladar.
A edades tempranas, esta sutura todavía es lo suficientemente blanda como para que un disyuntor del paladar consiga abrirla y proporcionar el ancho adecuado antes de que vuelva a cerrarse. A medida que pasa el tiempo, la sutura mesiopalatina que va desde las paletas hasta la campanilla se va osificando. Pero en los niños es aún una estructura cartilaginosa, y las mucosas que rodean al hueso se pueden expandir sin riesgo de que se rasguen.
3. Bloqueo
El éxito de un tratamiento con un disyuntor palatino no es la expansión del paladar sino el mantenimiento de la nueva estructura. Este es un proceso que se puede prolongar durante varios meses, frente a las semanas que dura el tratamiento activo.
Una vez que se deja de emplear la capacidad extensora del disyuntor, el especialista bloquea su funcionamiento. Durante este tiempo, el aparato permanece en su posición, pegado por los lados a las muelas, pero se mantiene una apertura constante para favorecer al cierre de la sutura palatina.
¿Cuánto tiempo hay que llevar puesto el expansor del paladar?
La tensión que debe ejercer el disyuntor y el nivel de expansión deseado forman parte del estudio previo de la boca del paciente. Toda la información recabada acerca del estado del paladar y la velocidad con la que se ensancha servirá para determinar la duración del tratamiento con disyuntor.
El tratamiento activo, es decir, aquel en el que el disyuntor está ejerciendo fuerza y hay que ir ampliando esa presión de forma progresiva, varía en función del método de expansión empleado.
Expansión rápida
Para este tratamiento se emplea un aparato fijo que no se retira ni siquiera para comer. En principio puede resultar más incómodo pero es más efectivo porque no hay que estar pendientes de los olvidos del paciente. El disyuntor es una pieza de resina de unos 2 mm de grosor, se apoya sobre molares y premolares por la parte externa y está provista de un tornillo central.
Cada día se hace una activación del tornillo, que ha de girar ¼ de vuelta. Es una expansión rápida porque en 15-20 días se obtiene la expansión de entre 4-5 mm que suele ser la más habitual. Este procedimiento provoca un mayor cambio óseo y evita que los dientes se inclinen. Suele emplearse de forma conjunta con una mentonera.
Expansión lenta
Se recurre a un aparato fabricado con dos piezas de resina que cubren todo el paladar. Van unidas por la parte central, donde se ubica un tornillo y se sujeta con unos alambres flexibles alrededor de los molares. A medida que avanza el tratamiento, se va girando ¼ de vuelta el tornillo para hacer que las piezas se separen y el paladar se abra.
Es un aparato removible y se quita para comer, por lo que requiere de la cooperación del paciente. Por otro lado, la abertura del paladar también va forzando la inclinación de los molares, por lo que resulta menos eficiente que la expansión rápida. El tratamiento es algo más lento porque la presión no es constante, y durará todo el tiempo que sea necesario hasta la consecución de los objetivos.
Expansión asistida con cirugía
No suele ser necesaria en pacientes pediátricos sino en adultos. Puesto que la sutura del paladar es más difícil de abrir a medida que envejecemos, a edades avanzadas es necesario recurrir a la cirugía para corregir el problema. Los resultados son inmediatos, pero conllevan un postoperatorio algo molesto.
Los tratamientos con disyuntores requieren de un período pasivo posterior. Durante los 3-6 meses siguientes, el aparato continúa funcionando pero ya no se activa el tornillo, sino que permanece bloqueado. Tras este período se coloca una barra de retención que se ajusta a los molares con bandas metálicas o anillos.
El tratamiento con la barra retenedora puede extenderse entre 2-3 años para asegurar el cierre correcto de la sutura palatina. En cualquier caso, ninguno de estos tratamientos (ni el disyuntor ni la barra retenedora) resulta doloroso para el paciente.
Problemas derivados de un paladar estrecho
El uso prolongado del chupete o la costumbre de chuparse el dedo son dos de las causas más frecuentes de un paladar ojival. Este tipo de paladar estrecho se caracteriza por tener un ancho más reducido de lo normal y una forma abovedada, es decir, hundida en la parte central.
A edades muy tempranas, cuando la boca todavía está en pleno proceso de desarrollo, estas primeras deformaciones del paladar evolucionan de manera mucho más rápida que en un adulto. Si no se moldea a tiempo la estructura ósea de la boca, haciendo hincapié en la forma del paladar, esta alteración puede provocar serios problemas en el futuro.
- Dolores en la articulación temporomandibular
- Aceleración del desgaste de los dientes
- Apiñamiento de los dientes
- Inclinación de los dientes hacia el interior
- Recesión de encías y problemas periodontales
- Problemas respiratorios
- Mala deglución y problemas digestivos
- Dificultades en la fonación