Los dentistas, ¡esos villanos por excelencia! El Joker, Magneto o Duende Verde seguro que tienen consulta en la clandestinidad, pero ¿hay para tanto? Hoy te mostramos cómo ser un superhéroe y superar tu dentofobia.
Una fobia es un temor intenso e irracional que se puede manifestar contra una persona, un objeto o determinadas circunstancias.
Las fobias relacionadas con los tratamientos dentales son bastante comunes. La animadversión hacia el dolor en general es comprensible, pero en lo que se refiere a la consulta del dentista la mayoría de estos temores son infundados.
¿Por qué es tan común el miedo al dentista?
El dolor es una sensación subjetiva y cada persona lo experimenta de un modo muy particular. Es obvio que nadie quiere experimentar dolor cuando acude a la consulta de un profesional médico, sea cual sea su especialidad. Sin embargo, cuando esos temores se convierten en algo persistente e injustificado acaban transformándose en un problema para la salud.
Por un lado, por la angustia que experimenta el paciente cada vez que tiene que pasar por consulta. Por otro, porque esos temores son en muchas ocasiones los responsables de que las revisiones bucodentales periódicas se demoren en el tiempo o incluso nunca lleguen a producirse.
El miedo y la fobia al dentista son circunstancias bastante comunes que no se atribuyen tan solo al paciente pediátrico. La ansiedad dental también aparece entre los adultos y no siempre se trata de algo puntual. Las herramientas metálicas y punzantes, el ruido del instrumental y el hecho de que se trate de intervenciones en una zona tan sensible de nuestra anatomía justifican ese temor inicial.
La caricatura del dentista que se ha popularizado con el cine y la televisión ha servido para alimentar estos miedos, pero la realidad no es ni mucho menos como la retratan y el único modo de conocerla es enfrentándose a ella.
Miedo al dentista y dentofobia: diferentes pero iguales
Aunque estos términos se suelen emplear de manera indistinta, el miedo al dentista y la dentofobia, también conocida como odontofobia, no son exactamente lo mismo.
El miedo al dentista se identifica más con una condición pasajera que puede estar justificada por la vergüenza a exponer ante un especialista los problemas de la boca (deformaciones, mal aliento, úlceras…) o por el miedo al dolor, ya sea como respuesta involuntaria a una experiencia traumática, ya como una reacción natural ante lo desconocido.
La dentofobia por su parte va un paso más allá. Como sucede con cualquier otra fobia, se trata de una reacción que siempre se repite y que provoca una gran ansiedad en el paciente.
La fobia al dentista es un conflicto emocional que se manifiesta con la aceleración del pulso cardíaco, la dificultad para respirar, los sudores fríos y las alteraciones en el aparato digestivo.
Así pues, los dos temores parten de un mismo estímulo pero tienen un alcance muy diferente. Mientras que el miedo al dentista se puede superar mediante la propia experiencia favorable en la consulta, la odontofobia exige un mayor esfuerzo tanto por parte del paciente como del especialista que le atiende.
La dentofobia en edades tempranas
Cuanto antes empecemos a superar el miedo al dentista, mejor.
La prevención de la fobia al dentista debería trabajarse ya con los pacientes pediátricos para que al llegar a la edad adulta la experiencia confirme que no hay nada que temer.
Para evitar que se generen ideas confusas acerca de lo que implica para un niño una visita al dentista, es importante que tanto los profesionales como los padres empiecen a trabajar con una serie de técnicas desde una edad temprana.
Este es el motivo por el que a la hora de tratar con niños hay que emplear un vocabulario apropiado que les permita estar informados de lo que está sucediendo sin que se pongan nerviosos. En este sentido, también funcionan muy bien la musicoterapia en consulta o el empleo de juguetes en la sala de espera para que ese tiempo justo antes de ser recibidos por el dentista les resulte divertido.
En general, es importante que todo el personal de la clínica mantenga una actitud afable, tanto con niños como con adultos, y una sensibilidad especial con aquellos pacientes que muestran nerviosismo o ansiedad. Dar la bienvenida, informar del tiempo de espera previsto y ofrecer explicaciones en caso de demora ayuda a reducir la tensión que experimentan los pacientes más susceptibles antes de pasar a consulta.
Cómo superar la fobia al dentista
Las fobias están tan arraigadas al subconsciente de quien las padece que el proceso de superación exige la puesta en práctica de técnicas de relajación y autocontrol que ayuden a normalizar la situación.
En el caso concreto de la odontofobia existen métodos muy efectivos para superar estos temores de manera progresiva. Si padeces este tipo de fobia, estos consejos te van a resultar de utilidad en tu próxima visita al dentista:
- Encuentra un centro de confianza y visita siempre al mismo dentista. En Tiiz recibimos con frecuencia a pacientes que han sido derivados a nuestra consulta por amigos o familiares a los que ya hemos tratado. Un centro con buenas referencias aporta mayor tranquilidad.
- Si no puedes controlar la ansiedad de sentarte solo en una sala de espera, pídele a alguien que te acompañe. La presencia de alguien conocido te dará confianza y te mantendrá distraído mientras esperas.
- Las prisas aumentan los niveles de estrés, así que sal de casa con tiempo. Lo mismo sucede si demoras de manera indefinida el momento de concertar una visita: tan solo estarás prolongando tu ansiedad.
- Habla con confianza, no te esfuerces en ocultar tus miedos. Si padeces dentofobia lo mejor es que informes a tu dentista de ello una vez que entres en la consulta. De este modo él podrá adaptar su forma de proceder para hacer que te sientas mucho más cómodo.
- En casos extremos y siempre que el especialista lo considere oportuno dadas las características de la intervención, solicita un sedante. Pero recuerda que esta no es la solución al problema sino una ayuda en situaciones que se escapan a tu control.
Las clínicas dentales tienen cada vez más en cuenta los aspectos emocionales que permiten que la experiencia en el dentista sea satisfactoria. La decoración, la música, los aromas y la información adecuada en el momento apropiado facilitan la creación de un ambiente relajante en el que los temores más comunes acaban disipándose.
La fobia al dentista tiene consecuencias que van más allá del estado de ansiedad que experimentan los pacientes. Es uno de los motivos por los que algunas personas descuidan su salud bucodental y evitan revisiones periódicas o intervenciones necesarias que, de no realizarse en el momento apropiado, pueden acabar convertidas en graves complicaciones.
Si el miedo a la consulta del dentista te supera y no consigues controlarlo, siempre puedes concertar cita con un psicólogo para abordar este problema desde una perspectiva más profesional, pero en ningún caso debes descuidar la salud de tu boca. En Tiiz ponemos a tu disposición nuestra amplia experiencia en odontología para ayudarte a desterrar todos esos temores.