Imagina un tenedor deslizándose con fuerza sobre la superficie de un plato. ¿Sientes un cosquilleo por todo el cuerpo? Para muchas personas, el simple hecho de imaginar determinados sonidos les provoca una reacción de rechazo inmediata. Es lo que se conoce como dentera o tiricia, y también se refleja en tus dientes.
¿Qué es la dentera?
La definición de la RAE es bastante amplia, pero lo cierto es que buscar concisión cuando hablamos de dentera resulta un poco complicado. Es un conjunto de síntomas difuso que puede manifestarse en cada individuo con características diferentes.
Más allá de esos rasgos particulares, la dentera se define como un rechazo involuntario del organismo frente a determinados estímulos. Se denomina dentera porque, entre otros aspectos, hace referencia a la sensación de contracción y hormigueo de dientes y encías cuando se produce este efecto.
No obstante, el concepto es mucho más amplio. No solo afecta a dientes y encías sino que se manifiesta en otras zonas del cuerpo con escalofríos repentinos o cambios en la piel. La sensación puede ser más o menos desagradable en función de la sensibilidad de cada individuo y de la intensidad del estímulo desencadenante.
¿En qué quedamos, dentera o tiricia?
¿De dónde proviene el término tiricia? Aunque su empleo está bastante extendido en algunas zonas, en realidad es una alteración de la voz griega ikteros que poco tiene que ver con los efectos de la dentera. En griego significa “de color amarillento”, y ha llegado como ictericia y hace referencia a la coloración amarillenta de los ojos o la piel cuando se produce un incremento de la bilirrubina.
Este vocablo tradicional solo se emplea con la acepción de dentera en determinadas regiones de España, sobre todo en la región mediterránea. Como apunte curioso, en algunos países de Latinoamérica como México, la palabra tiricia significa tristeza. Si no quieres dar pie a equívoco, puedes referirte a la dentera como grima. Es un concepto que entiende todo el mundo.
La misma sensación de rechazo, diferentes formas de sentir dentera
No todas las personas reaccionan igual ante el mismo estímulo. Aunque existen algunos factores desencadenantes que resultan más desagradables que otros, lo cierto es que a cada uno le da tiricia a su manera.
Lo curioso de sentir dentera es que esta puede tener su origen en diferentes tipos de estímulos.
- Dentera sonora: la tiricia más común es la que se produce en respuesta a un estímulo sonoro. Los ruidos desagradables, sobre todo los chirriantes, alcanzan longitudes de onda que no son bien toleradas por el oído humano. La animadversión a estos sonidos irritantes se manifiesta en forma de escalofríos en diferentes partes del cuerpo.
- Dentera gustativa: es la que más afecta a dientes y encías, pero no la única. Lo habitual es que se desencadene al tomar alimentos con sabores ácidos o astringentes. También se puede producir con algunas bebidas gaseosas y azucaradas.
- Dentera háptica: la textura de determinados materiales y alimentos hace que a algunas personas sientan tiricia. Normalmente solo las personas más susceptibles se muestran reacias al contacto con estos elementos que, por otro lado, pueden ser algo tan cotidiano como la pana de un pantalón o la piel de un melocotón.
- Dentera visual: se produce a distancia y sin necesidad de que exista contacto directo entre el estímulo o su emisor y la persona que la padece. Uno de los ejemplos más comunes es ver a otra persona comerse las uñas. Aparte de ser un hábito poco saludable para la dentadura, ¡hay quienes no pueden soportar ver esta imagen!
¿Y si rizamos un poco más el rizo? El estímulo desencadenante ni siquiera tiene que estar presente para que te dé tiricia. Incluso el recuerdo de una experiencia previa en la que sentimos dentera puede hacer que volvamos a experimentar esas mismas sensaciones.
Origen de la dentera: mucho más que una reacción curiosa
Aunque es una reacción común que la mayoría de personas ha experimentado alguna vez en su vida, no se sabe demasiado sobre la dentera. Hasta el momento, no existe ninguna teoría solida sobre por qué se producen estas desagradables sensaciones que se manifiestan en la piel, los dientes y las encías.
Sin embargo, sí que existen varias teorías relacionadas con causas de herencia genética, aunque solo se pueden aplicar a la dentera sonora.
La piel erizada, los sentidos alerta, la piel de gallina… Todo apunta a que se trata de una respuesta instintiva frente a una situación amenazante. Los sonidos que se mueven fuera de las longitudes de onda en la que percibimos los ruidos cotidianos son interpretados por el cerebro como algo inusual. Se cree que por eso este envía una señal de alerta que tal vez hace miles de millones de años no solo hacía que los homínidos se sintieran incómodos sino que los incitaba a huir.
Un apunte curioso al respecto. Los sonidos chirriantes, que son los que mayor dentera provocan, se mueven en frecuencias elevadas muy similares a los de los chillidos de las hembras del macaco. ¿Casualidad o herencia de nuestros ancestros?
Sin embargo, la dentera es un acto reflejo sensible también a otros estímulos sensoriales. Este es el motivo por el que la explicación evolutiva no termina de explicar el fenómeno en todas sus vertientes.
Así reaccionan tus dientes y encías al sentir dentera
La dentera es una sensación regulada por el sistema nervioso vegetativo. Este se encarga de controlar funciones del organismo tan importantes como la respiración, la digestión o la circulación, que se desarrollan de forma autónoma. Este es un detalle que podría explicar su conexión con el instinto de supervivencia heredado de nuestros ancestros.
Cuando estas reacciones se originan directamente en la boca pueden estar provocadas por la hiperestesia dentinaria o hipersensibilidad dental. En estos casos suele estar desencadenada por el contacto con algún tipo de material o por algunos sabores. Tiene su explicación en los problemas de esmalte y la sobreexposición de la dentina.
Pero el hormigueo en los dientes también puede responder a esa otra vertiente estrictamente neuronal. Dependiendo de la intensidad del estímulo que la provoca, el individuo tiende a apretar los dientes con mayor o menor fuerza e incluso siente la necesidad de frotárselos. Esta sí es una respuesta típica de los humanos cuando quieren mitigar el dolor.
En ambos casos, la dentera se experimenta como pequeños calambres en el interior de la boca. Las molestias se irradian desde las encías hacia los dientes y también hacia el exterior de la cara, acompañadas de escalofríos y piel de gallina.
¿Cuáles son los desencadenantes más frecuentes de esta sensación de rechazo?
Resulta complicado escapar de la tiricia o dentera porque sus desencadenantes más comunes forman parte de lo cotidiano. Seguro que en esta lista encuentras más de un ejemplo con el que te sentirás identificado. ¿Podrás evitar sentir dentera al recordarlos?
- Limarse las uñas
- Chupar un limón
- Morder un cubito hielo
- Escuchar la fricción entre dos tejidos
- Secarse el ombligo después de la ducha
- Rasgar un papel
- Emplear los dientes para cortar algo (cosa que no deberías hacer…)
- Colocarle el corcho a una botella
- Arrastrar los cubiertos sobre un plato de cerámica
- Arañar una pizarra con las uñas
- Morder un cubierto
- Oír una puerta que chirría
¿Quién no ha sentido dentera en alguna ocasión? Es una reacción bastante común y, salvo por la incomodidad momentánea que provoca, no supone ningún riesgo para tu salud bucodental.
El problema principal de la dentera no está en los síntomas con los que se manifiesta sino en el estímulo desencadenante. Si la tiricia es consecuencia de prácticas desaconsejadas como la de morderte las uñas, masticar hielo o ingerir alimentos muy ácidos o muy azucarados, entonces si cabría esperar que tus dientes y encías sufran sus efectos negativos.