También en el ámbito de la estética dental hay algunos trucos para mejorar el aspecto de la sonrisa: pequeñas intervenciones como la colocación de unas carillas dentales te permiten lucir una dentadura más atractiva en cuestión de minutos y de forma segura.
Una solución rápida para disimular pequeñas imperfecciones
Las carillas dentales son uno de los tratamientos de estética dental más populares por su fácil aplicación y sus buenos resultados. Son láminas de un material resistente, con una tonalidad y una forma muy similar a la del diente. Gracias a estas características, se mimetizan muy bien en el conjunto de la dentadura y permiten corregir algunas imperfecciones estéticas relacionadas con la tonalidad y la forma del diente.
Aunque el tratamiento se podría aplicar en cualquier zona de la boca, lo habitual es colocar las carillas estéticas en la arcada superior, de colmillo a colmillo, por ser esta la parte más visible al sonreír. No obstante, la ventaja de este procedimiento es que se puede adecuar con facilidad a las características de la boca del paciente y a sus necesidades específicas.
¿Todo el mundo puede usar carillas dentales?
En principio, cualquier boca sana es una buena candidata para un tratamiento de carillas estéticas. Pero aunque estas láminas funcionan solo como una cobertura, de forma activa o pasiva van a afectar a algunos aspectos que, con el paso del tiempo, sí que podrían convertirse en un problema si no se han tenido en cuenta las características específicas de la boca del paciente.
Cualquier tratamiento de estética dental ha de ser previamente analizado por un profesional. Tras un estudio pormenorizado de tus dientes y tu mordida, será el odontólogo el que determine la conveniencia o no de aplicar carillas.
¿Qué se analiza antes de proceder a este tipo de tratamiento de estética?
Aunque se trata de una intervención sencilla, para garantizar la durabilidad y el buen funcionamiento del tratamiento hay que tener en cuenta algunas variables que se obtienen a través de:
- Análisis de la anatomía de la boca.
- Análisis fonético, prestando atención a la pronunciación de la “S”, la “F” y la “R”.
- Análisis de la funcionalidad y la mordida.
Tener bajo control todos estos parámetros implica la realización de fotografías de los dientes en reposo y en acción. Junto a los modernos diseños digitalizados, todo este trabajo previo permitirá conocer cuál es el tamaño, el material o la técnica a emplear más adecuada en cada caso.
- ¿Qué bocas serán las candidatas perfectas? Aquellas que presentan dientes pigmentados, con fracturas o espacios interdentales, ligeras maloclusiones o un leve desgaste.
- ¿Qué bocas no son aptas para el tratamiento? Cuando los dientes están muy desalineados, son demasiado débiles y han perdido mucho esmalte, existe un importante problema de bruxismo o el paciente tiene hipersensibilidad, habrá que descartar el uso de carillas al menos hasta haber solucionado estos problemas.
¿Cerámicas o de composite? Diferencias según el material de fabricación
Una de las decisiones más importantes a la hora de someterse a este tratamiento de estética en la boca es determinar qué tipo de material se va a emplear. Así como las carillas dentales pueden variar en forma y tonalidad, también existen diferencias en cuanto a su material de fabricación:
- Carillas de composite: es una resina muy resistente compuesta de vidrio, boro y fibras de carbono. Es el tratamiento empleado en carillas para personas jóvenes o para hacer pequeñas reparaciones. Son más baratas que las carillas cerámicas, pero menos duraderas y sufren más el desgaste y las manchas.
- Carillas de cerámica: son las más recomendadas en aquellas bocas que ya han completado su crecimiento y buscan una solución estética más prolongada en el tiempo. Se recomiendan también en los tratamientos más exigentes: dientes astillados, muy separados o con manchas profundas. Dentro de las carillas cerámicas se distinguen tres tipos: las de porcelana inyectada, las de circonio y las de disilicato de litio. No se manchan y son muy duraderas, motivos por el que su precio es más elevado.
¿Cómo se colocan las carillas dentales?
La técnica de aplicación de la carilla depende del material escogido:
- Si se trata de una carilla de composite, la resina se extiende de forma directa sobre el diente, dándole la forma adecuada y tallándola sobre la pieza base para darle un aspecto natural. Basta con una única sesión para su colocación.
- La aplicación de carillas cerámicas implica la realización de varias visitas ya que hay que tomar fotografías y medidas de los dientes, realizar el molde, solicitar la preparación de las carillas en un laboratorio y adherirlas a los dientes en una última visita tras un raspado superficial.
Aunque las láminas de cerámica están diseñadas, entre otros aspectos, para disimular las tinciones dentarias, no tienen una tonalidad sólida sino que son ligeramente traslúcidas. Para que se mimeticen bien con el diente pilar sobre el que van colocadas, controlar la exposición del color y evitar el efecto de sobrecontorno, primero hay que tratar la pieza dental.
En el caso de las carillas de cerámica, esto implica siempre un raspado superficial del esmalte que, además, favorece la correcta cementación de la lámina y la naturalidad de los resultados. El tallado previo a la colocación de unas carillas estéticas suele estar entre los 0,3-1 mm de profundidad.
Una intervención estética reversible
¿Y si a largo plazo te arrepientes de haberte puesto carillas en los dientes? Lo más probable es que quedes muy satisfecho con el resultado de este cambio en la estética de la boca, pero no hay que darlo todo por hecho. Existen varios motivos por los que, llegados a cierto punto, quieras quitarte las carillas estéticas o sea necesario hacerlo por alguna cuestión de salud bucodental:
- Cambias de opinión y ya no te gusta el aspecto que le dan a tu sonrisa.
- Has decidido someterte a un tratamiento de ortodoncia.
- Se ha producido una infección debajo y es necesario retirar la carilla para tratarla.
- La carilla está deteriorada o fracturada. Dependiendo del material de fabricación, puede ser más recomendable su retirada y reposición que una reparación.
La reversibilidad de las carillas es solo relativa. Si el odontólogo ha tenido que raspar mucho el esmalte o tallar el propio diente para proceder a su colocación, el aspecto que la boca tendrá tras su retirada no será el mismo. Hay que considerar este factor antes de tomar una decisión que, en algunos casos, sí podría tener efectos irreversibles.
¿De qué depende la duración de las carillas?
A pesar de la gran resistencia de estas láminas adheridas a los dientes, hay que tener claro que una carilla dental no es un tratamiento estético que dure para siempre. Su resistencia y buen aspecto se ciñen a varios factores:
- Material de fabricación: las carillas de composite duran una media de 5-7 años frente a los 15 años de unas carillas cerámicas. En cualquier caso, es posible que en algún momento necesiten de una pequeña reparación.
- Hábitos de alimentación: están hechas para resistir, pero hay que tratarlas bien. Morder un hueso o una cáscara dura puede hacer que la carilla se fracture y sea necesario intervenir para devolverle su aspecto original.
- Higiene: unos buenos cuidados rutinarios ayudarán a conservar el buen estado de las carillas estéticas durante más tiempo. ¡Además de la salud de tu boca! Este es el aspecto más importante en todos los sentidos.
- Revisiones: las limpiezas en profundidad son un buen momento para que tu dentista valore de forma periódica el estado de tus carillas. Si acudes a consulta entre una y dos veces al año, tendrás siempre bajo control su evolución.