¿Has sentido alguna vez una especie de punzada, latido o dolor en las encías? La inflamación y la irritación de esta zona de la boca pueden causar molestias y sangrado. Aunque los síntomas sean pasajeros, es importante dar con el origen del problema: unas encías sanas no deberían doler.
¿Por qué duelen las encías?
Según un estudio de GSK Consumer Healthcare, aproximadamente el 40 % de la población española sufre problemas de encía. No en vano, las patologías relacionadas con esta parte de la boca son las más comunes entre la población en general, con especial prevalencia en la población entre 30-50 años.
Que las molestias en las encías sean ya viejas conocidas en la consulta del dentista no resta importancia al problema. Aunque no siempre son el síntoma de una enfermedad grave, son la advertencia de que algo no está funcionando como debería. Puede ser la alimentación, la higiene bucodental, el uso de un cepillo inadecuado… En cualquier caso, hay que descartar cuanto antes que sean los primeros signos de una complicación grave.
¿Cuáles son las causas más habituales del dolor en las encías? De menor a mayor importancia, estos son algunos de los motivos:
- Tratamientos dentales: desde una sencilla profilaxis dental en consulta hasta la extracción de alguna pieza, todo lo que suponga manipular la dentadura es razón más que suficiente para que te sientas algo incómodo. No hay que preocuparse: son efectos normales y, en cualquier caso, pasajeros.
- Erupción de las muelas de juicio: la presión que provoca la aparición de una nueva pieza dental, aunque tenga espacio para ello, siempre resulta molesta. Visita a tu dentista para confirmar que todo se desarrolla con normalidad. Es probable que te recete algún analgésico para sobrellevar el dolor en caso de que sea intenso.
- Cambios hormonales: los desequilibrios hormonales, sobre todo en mujeres, también tienen un impacto en la salud bucodental. Es común que durante el embarazo y la menopausia, dos etapas en las que la producción de hormonas es más inestable, las mujeres experimenten sensibilidad y molestias en las encías.
- Higiene dental inadecuada: la limpieza oral con técnicas o instrumentos inapropiados puede suponer un riesgo igual o superior al de no cumplir con unas rutinas de higiene básicas. Es importante escoger bien el cepillo, con cerdas firmes pero no demasiado duras, y cepillar siempre desde la línea de la encía hacia el extremo opuesto del diente sin ejercer demasiada presión. La operación ha de repetirse unos 20 minutos después de las comidas y al menos durante 2 minutos.
- Desajustes en aparatos o prótesis dentales: aunque es normal que las ortodoncias y las prótesis generen ciertas molestias durante los primeros días, si el malestar se prolonga durante demasiado tiempo o resulta doloroso habrá que realizar los ajustes pertinentes.
- Bruxismo: la fricción constante entre los dientes de la arcada superior e inferior genera un exceso de presión en las mandíbulas que se transmite a las encías. Las férulas de descarga se emplean para absorber esta presión evitando las molestias que genera así como el desgaste de las piezas dentales.
- Dentadura mal alineada: la malposición de los dientes está asociada a una mayor acumulación de sarro. Esta suciedad endurecida no se elimina con el cepillado habitual y es el origen de infecciones y otros problemas de salud bucodental que acaban reflejándose en el estado de las encías.
- Caries: el dolor de un diente cariado puede irradiarse a los dientes vecinos y a las encías. Es una molestia que tiene fácil solución y, sobre todo, fácil prevención. Evita el abuso de azúcares en la dieta y no olvides lavarte los dientes para evitar la acumulación de bacterias y gérmenes en la boca.
- Desnutrición: las carencias de determinados minerales y vitaminas provocan afecciones en los tejidos periodontales. Está demostrado que la falta de vitaminas E, D y C es una de las causas de las encías sangrantes.
- Gingivitis: dos de los síntomas más evidentes de la gingivitis son el enrojecimiento y la inflamación de las encías. El origen del problema suele estar en la falta de una higiene rigurosa y la consecuente formación de placa bacteriana que ha terminado convertida en sarro.
- Periodontitis: si la gingivitis no es tratada a tiempo puede acabar convirtiéndose en una enfermedad periodontal. Esta grave infección de los tejidos que protegen al diente incrementa el riesgo de padecer otras patologías o de que se agraven enfermedades sistémicas preexistentes (enfermedades respiratorias y cardiovasculares, diabetes, artritis reumatoide…). En los estadios más avanzados, la periodontitis puede provocar la pérdida de los dientes afectados.
Pautas sencillas para aliviar el dolor en las encías
Cualquier molestia en la zona periodontal es razón suficiente para pasar por la consulta del dentista. Unas encías sanas no duelen sin motivo y, a pesar de que ya conoces cuáles son las causas más habituales, es esencial el diagnóstico de un especialista.
Enrojecimiento, punzadas, palpitaciones o sangrado son síntomas comunes que provocan malestar en las encías. Aparte de tratar el problema de fondo que está provocando estas molestias, tu dentista te orientará con algunos consejos para mitigarlas.
- Masticar alimentos crudos como frutas y verduras estimula la circulación sanguínea y ayuda a mantener las encías saludables.
- Si las molestias están provocadas por la inflamación de la zona, puedes tratar las molestias de forma local tomando alimentos o bebidas frías. Por supuesto, nada azucarado. ¿Lo más sencillo? Agua o fruta que guardes en la nevera.
- Haz enjuagues de agua con sal. Es un remedio natural que se emplea con frecuencia para tratar las inflamaciones o pequeñas infecciones en la cavidad bucal. Limpia, desinfecta y favorece a la irrigación sanguínea.
- Aplica gel de aloe vera de uso bucal en las zonas doloridas. Este remedio natural tiene propiedades antiinflamatorias que ayudan a mitigar esas molestias. Solo necesitas lavarte bien el dedo y extender el producto sobre la encía con un ligero masaje.
- Consulta con tu dentista la posibilidad de tomar algún medicamento antiinflamatorio o analgésico para tratar tu caso particular.
Siempre es mejor prevenir
El mejor plan de ataque contra unas encías doloridas es adelantarse al problema. Tendrás muchos menos riesgos de padecer estas molestias si tienes en cuenta estos consejos:
- Cambia el cepillo de dientes cada 2-3 meses, recurre a opciones de dureza media-suave y no bajes la guardia con tus rutinas de higiene diarias.
- Utiliza hilo dental de forma regular para evitar la acumulación de suciedad en los espacios interdentales.
- Añade a tu dieta un extra de verduras de hoja verde. Aparte de que su textura favorece a la limpieza del diente, incrementan la salivación y con ello consiguen una neutralización más efectiva de los ácidos.
- El tabaco y el consumo regular de bebidas alcohólicas favorecen a la irritación de las encías. ¿Qué te parece un cambio de hábitos? Todo tu organismo te lo va a agradecer.
- Pídele a tu dentista recomendaciones para el empleo de un enjuague bucal adaptado a las condiciones de tu boca.