Los dientes pueden perdurar cientos de años. Están recubiertos en un 96% de su superficie por una sustancia elástica mineral, el esmalte, que puede presumir de ser más fuerte que los propios huesos. Pero a pesar de su durabilidad y resistencia, los dientes no las tienen todas consigo. Cuando se trata de golpes contundentes se muestran más vulnerables. Así, un traumatismo dental puede derivar en algo poco relevante como una fisura superficial hasta una situación grave como la pérdida del diente.
¿Qué es un traumatismo dental?
Una caída, un accidente, la práctica de deportes de contacto o alguna situación violenta pueden ser la causa de una contusión en la dentadura. Los labios nos protegen de los golpes más habituales, pero no siempre es posible esquivarlos. Se considera traumatismo dental a aquellas contusiones en los dientes que tienen consecuencias más o menos notables en el estado de tu boca. Algunos de esos golpes son superficiales, pero otros pueden hacer peligrar tu salud bucodental.
Entre los principales grupos de riesgo de padecer un traumatismo en los dientes están los niños que empiezan a caminar y los que tienen entre 6 y 12 años, al ser esta una etapa de gran actividad. No obstante, los adultos tampoco se quedan al margen de sufrir un golpe en la dentadura, bien sea de manera accidental, bien como resultado de la práctica de deportes de contacto.
Por otro lado, las personas que presentan malposiciones en los huesos maxilares tienen más posibilidades de experimentar una contusión en los dientes en tanto que la capacidad protectora de los labios se ve disminuida. En general, los incisivos centrales de la arcada superior son los más proclives a los golpes, algo que se agrava cuando el maxilar sobresale de manera inusual.
Pero también una dentadura perfectamente alineada puede sufrir un traumatismo dental debido a otro tipo de afecciones. La amelogénesis y la dentinogénesis imperfectas, problemas que afectan al desarrollo uniforme del esmalte y de la dentina, agravan los daños provocados por un golpe.
Lesiones dentales producidas por golpes
En mayor o menor medida, cualquier golpe en la dentadura deja secuelas y estas no siempre se aprecian a simple vista. La severidad del traumatismo dependerá de las circunstancias en las que se haya producido la contusión y de la zona afectada, teniendo en cuenta que los dientes de la arcada superior son, por lo general, los que siempre salen peor parados.
Las causas del golpe y la firmeza del impacto son dos variables que habrá que tener en cuenta a la hora de realizar una primera valoración. En una escala de menor a mayor gravedad, las consecuencias más habituales de un traumatismo dental son:
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- Daño superficial en el esmalte del diente.
- Alteración en la coloración.
- Movilidad o desplazamiento de la pieza dental (cambio de posición).
- Intrusión de la pieza dental en la encía o el hueso.
- Fisura dental en la corona que puede o no alcanzar la raíz.
- Desplazamiento del alveolo y caída del diente (avulsión).
- Fractura maxilar.
Pero el problema va más allá de los efectos iniciales. Así, un diente que en apariencia tan solo presenta una línea vertical superficial que ni siquiera es visible a menos que la luz incida sobre esta, podría incluso llegar a caerse con posterioridad si no recibe el tratamiento adecuado. Ello se debe a que después de un traumatismo el diente entra en una especie de estado de letargo. Un período de tiempo en el que una eventual fisura podría continuar su avance hacia la raíz hasta dañarla por completo y provocar la pérdida de la pieza dental. Ese es el escenario menos favorable por lo que, para evitarlo a toda costa, es importante consultar al dentista y actuar en el momento adecuado.
Medidas inmediatas tras un fuerte golpe en los dientes
Son tantas las maneras en las que un golpe puede lastimar el diente que la supervisión de un especialista será decisiva para evitar las peores resultados. Muchas veces, el tratamiento de estas contusiones comienza en el momento mismo en el que se producen, así que presta atención a estas recomendaciones para actuar de acuerdo a las circunstancias:
- Si la contusión ha provocado la fractura de una parte del diente, recógela y consérvala en suero fisiológico o en leche para llevarla contigo en una visita de urgencia al dentista. En función del tipo de fractura que hayas sufrido es posible que el trozo perdido se pueda ‘pegar’ en su sitio. No lo frotes y no lo sumerjas en agua, solo en los líquidos que hemos indicado o, en caso de no ser posible, en tu propia saliva (debajo de la lengua o en el interior de la mejilla).
- Si el golpe ha hecho que la pieza dental se haya salido del alveolo, lávala con suero o leche, intenta colocarla en su hueco sin ejercer demasiada presión y acude con urgencia al dentista. Si no tienes opción de colocar el diente en su posición, guárdalo en un recipiente con alguno de los líquidos mencionados. Es fundamental para su recuperación que se mantenga hidratado en todo momento. Nunca se debe tocar la raíz y tratar de reinsertar un diente de leche ya que esto podría afectar al germen del diente definitivo.
- En el resto de casos, evita ejercer presión sobre la zona afectada hasta que visites a tu dentista. Un exceso de presión en este lugar podría hacer que una raíz que aún no se ha visto afectada por el impacto acabe dañándose. Recuerda que es posible que en un principio el diente no presente daños superficiales, pero si te duele al morder o sientes punzadas de manera puntual que se acentúan al contacto con bebidas y alimentos fríos, es posible que el daño sea mayor de lo que habías imaginado.
Las posibilidades de recuperar una pieza dental o de evitar daños mayores en el diente afectado son mucho mayores si acudes al dentista antes de que haya transcurrido una hora tras la contusión. El tiempo es un factor determinante en este tipo de intervenciones y en las consultas odontológicas siempre recibirás atención prioritaria si te presentas con un problema de estas características.
Maneras de abordar un traumatismo dental
¿Qué puedes esperar una vez que estás siendo atendido por un profesional? Lo primero de todo será conocer las circunstancias específicas en las que se ha producido el golpe, valorar el alcance de este y hacer un diagnóstico del estado de la pieza dañada y las aledañas, para lo que puede ser necesaria la realización de radiografías.
Una vez que el odontólogo tenga un diagnóstico de tu caso, lo más probable es que proceda a poner en marcha alguno de los siguientes tratamientos:
- Cuando el traumatismo dental solo ha producido una leve fisura en la corona o en el esmalte del diente, se recuperará su estructura mediante el empleo de composite o la aplicación de fundas o carillas dentales. No obstante, habrá que supervisar la evolución del diente para asegurarse de que los daños solo han sido superficiales.
- ¿Se ha desprendido una buena parte de la corona dentaria? En estos escenarios habrá que proceder a la colocación de una nueva mediante una endodoncia. Antes de llevar a cabo este proceso es imprescindible determinar si la pulpa del diente ha sufrido o no las consecuencias del traumatismo.
- No existen posibilidades de reconstrucción en aquellas circunstancias en las que tanto la corona como la raíz del diente se han visto afectadas. La única alternativa en estos casos es la de proceder a la extracción del diente y a la colocación de un implante en su lugar.
- La avulsión de dientes de leche como resultado de un traumatismo no se soluciona nunca con la reimplantación. En su lugar y, atendiendo a la gravedad del problema, se colocará un aparato removible que ocupe el lugar del diente y evite que el resto de piezas se desplacen mientras aparece la pieza dental definitiva.